Dirección: Julio Diamante
Guion: Julio Diamante (Novela: Wenceslao Fernández Flórez)
Música: Carlos Basurko. Fotografía: Manuel Rojas (B&W)
Productora: Saroya Films
Reparto: Laura Valenzuela, Agustín González, José Isbert, Tota Alba, Manuel Bedoya, Julia Caba Alba, Xan das Bolas, Ángel Calero, Julia Delgado Caro, Emilio Fornet, Antonio Gandía, Félix Fernández.
99 min.
Sinopsis:
Primera Guerra Mundial (1914-1918). En un ambiente provinciano de la España neutral, dos familias se enfrentan y protagonizan episodios embarazosos porque cada una defiende a un bando distinto. Esta situación provoca la ruptura de un noviazgo.
Antes de la proyección de la película se celebrará un acto en el que participará, a sus 89 años, el propio Julio Diamante. El cineasta estará acompañado por uno de los grandes conocedores de su obra, el prestigioso escritor, historiador y ensayista cinematográfico Carlos Barbáchano, autor de una biografía de Luis Buñuel o de una monografía sobre Francisco Regueiro.
JULIO DIAMANTE
Director de cine español, nacido en Cádiz el 27 de diciembre de 1930. Cuando tenía diez años se trasladó a Madrid, en donde estudió medicina y desarrolló una intensa actividad musical. A principios de los años cincuenta ya contaba con un programa en RNE.
Cuando aún estaba en la universidad, en 1951 vio Esa pareja feliz, la película que hicieron al alimón Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem: «Luego me puse en contacto con ellos, que ya habían terminado los estudios y estaban en la Escuela de Cine», recuerda. Y cambió de vocación. Así, ingresó en 1953 en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, hasta obtener el título de Diplomado en Dirección (1960) con la práctica final La lágrima del diablo.
En 1954 fundó con tres amigos la primera célula antifranquista de la universidad de Madrid. La idea era hacer un proyecto del Congreso Universitario de Escritores Jóvenes, «Un eufemismo, porque teníamos claro que lo de menos era el congreso» -dice el director.
En 1955 Fue uno de los asistentes a las Conversaciones de Salamanca, que -señala: «tuvieron mucha importancia en el orden social y político, más allá del cine. Se trataba de iniciar un diálogo de gente con inquietudes, de izquierdas y de derechas.»
A finales de los 50 colaboró en varias producciones de cine comercial y cine publicitario, y comenzó a escribir guiones para cine y radio (las series Los mejores cuentos de la literatura universal y El teatro a través de sus mejores obras) y a dirigir teatro (Espectros, Woyzeck, etc.) y ópera (La medium), actividades que simultaneará a lo largo de toda su vida.
Diamante fue fundador de la revista Nuestro Cine y colaborador habitual de revistas como Estudio, Primer Acto, Film Ideal, Índice, Film und Fernsehen, L’Europa letteraria y Cinemaction, además de jurado en numerosos festivales nacionales y extranjeros, conferenciante y ponente en numerosos encuentros cinematográficos.
En 1962 dirigió su primer largometraje, Los que no fuimos a la guerra; el film, ambientado durante la I Guerra Mundial -pero con posibles paralelismos con la Guerra Civil española- se topó con graves problemas de censura, según cuenta Diamante: «me dicen que debo cambiarle el título y entonces yo ofrezco como título: «Cuando estalló la paz», que de alguna manera es aceptado por la censura con asombro mío, porque entonces era cuando se iban a celebrar los 25 años de paz y casi me parecía más duro ese título que el otro», pero consiguió que la pelícua se estrenara tras su presentación en el Festival de Venecia.
Con su ópera prima y otras películas como Tiempo de amor (1964) y El arte de vivir (1965), que se enmarcan con pleno derecho en el espíritu contestatario de los “nuevos cines”, con su temática de rebeldía juvenil, antiintelectualismo, alienación laboral, represión sexual en las relaciones de pareja, etc., Damante se convirtió en uno de las figuras más destacadas del llamado Nuevo Cine Español. En esos años desarrolló una enorme actividad creativa: proyectos cinematográficos, televisivos, teatrales; participó activamente en las asociaciones profesionales (ASDREC, ADIRCE, CUICA) y asumió la docencia en la Escuela Oficial de Cine, en donde impartirá clases de dirección de actores e interpretación hasta 1975.
En 1972 se hizo cargo de la dirección de la Semana Internacional de Cine de Autor de Benalmádena, al frente de la cual permaneció hasta 1989, y en la que se proyectaron películas de todo el mundo que no se podían ver en España, lo que suscitó a veces problemas de orden público.
También fue presidente de la Asociación Sindical de Directores-Realizadores Españoles de Cine (ASDREC), y de la Asamblea de Directores Realizadores Cinematográficos Españoles (ADIRCE), que le premió en 2000. Asimismo, se le otorgó la Medalla de Honor de la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECAN) y la de la Asociación Española de Historiadores Cinematográficos (AEHC). En 1996 recibió un cálido homenaje en la Muestra Cinematográfica del Atlántico. En 2003 fue galardonado con el Premio Val del Omar de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía por su trayectoria como cineasta.
Ha publicado varios libros, entre los que figuran Teoría y práctica de un festival (1987) y De la idea al film (1998), que fue elegido Mejor Libro Cinematográfico del Año en los Encuentros Internacionales de Cine de Burgos, ENINCI, Cine, cultura y libertad: contra las sombras y el silencio (2007), y libros de poemas (Blues Jondo; Cantes de ida y vuelta).
En su último trabajo cinematográfico, La memoria rebelde (2007), recoge testimonios de algunos protagonistas de la reciente historia de España. Diamante financió el proyecto con la dotación del vitado Premio Val del Omar. «Es -dice- una reflexión plural y coral con una serie de personajes que son elegidos de manera muy abierta; van desde Rafael Azcona o José Antonio Labordeta a Rosa Regás o Armando López Salinas o Carlos Jiménez Villarejo, ex fiscal anticorrupción, Martín Pallín... o sacerdotes como el padre Diez Alegría y Francisco García Salve, que fue cura obrero, que fue procesado y muy importante en su época... el juez Ramón Sáez, Gonzalo Puente Ojea... En fin, que creo que es muy bonita la reflexión de todos y está muy bien hecha y es un trabajo del que estoy muy satisfecho.»